La Ley de la Industria Eléctrica, que el presidente Andrés Manuel López Obrador, envió como iniciativa preferente hace un mes a la Cámara baja, fue aprobada ayer en lo en lo general con 304 votos a favor, 179 en contra y 4 abstenciones y hoy en lo particular con 289 a favor, 152 votos en contra y una abstención.
Sin embargo, los diputados se reservaron ocho artículos y tres transitorios de los 12 ordenamientos a modificar, es decir, prácticamente todas las modificaciones que planteó el Ejecutivo.
El dictamen tiene como objetivo fortalecer a la Empresa Productiva del Estado, en el despacho de la energía a la red nacional, la cual es generada por la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Por ello, da prioridad a la Energía Producida por las Hidroeléctricas, Energía Generada en otras Plantas de la CFE, Energía eólica o solar de particulares y Ciclos Combinados de empresas privadas.
Establece la obligación de que los permisos, que refiere la Ley de la Industria Eléctrica se encuentran sujetos a los criterios de planeación del Sistema Eléctrico Nacional emitidos por la Secretaría de Energía.
Precisa que el otorgamiento de Certificados de Energías Limpias no dependerá de la propiedad o la fecha de inicio de las operaciones comerciales en las centrales eléctricas.
También refuerza a la Comisión Reguladora de Energía (CRE), al revocar los permisos de autoabastecimiento.
La reforma aprobada fue enviada al Senado de la República para su análisis, discusión y aprobación o rechazo.
Sin embargo, según han declarado prácticamente todas las organizaciones empresariales del sector en el país, si la ley es aprobada por ambas Cámaras y publicada, ésta será impugnada en tribunales, donde se cuenta con el antecedente de diversas suspensiones al Acuerdo de la Cenace y la política de la Secretaría de Energía; así como a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, o de ser el caso a tribunales internacionales, bajo el argumento de la libre competencia.